La prehistoria de la televisión abarca un amplio período que se extiende, aproximadamente, desde finales del siglo XIX hasta 1935. En principio surgirán dos modelos: la televisión mecánica defendida por John Baird y la televisión electrónica creada por el investigador ruso-norteamericano Vladimir Zworikyn. Cumplida la etapa de nacimiento y consolidación, llegará la época del color y, tras ella, la internacionalización del medio y de sus contenidos. Esta vocación internacional impulsó el lanzamiento de los primeros satélites de comunicación y de otras tecnologías como la distribución de señal televisiva por cable.
Por otro lado la televisión se extiende a continentes como Iberoamérica y, en otro sentido, se crea una necesidad aparentemente opuesta que es la de contar con contenidos de carácter local. Con la televisión local se completa la presencia de la televisión en todos los ámbitos de socialización del individuo, desde lo global hasta lo local.
El nacimiento (1935-1941)
Frente a la competencia entre los modelos de televisión defendidos por Baird y por la EMI, el Gobierno británico decide nombrar una comisión investigadora para definir la posición del Estado en materia televisiva. En enero de 1935, dicha comisión adoptó una definición mínima de 240 líneas y 25 imágenes por segundo de forma que el sistema mecánico quedaba relegado frente a la calidad de las imágenes electrónicas. Casi dos años más tarde (el 2 de noviembre de 1936), la BBC comenzó sus transmisiones desde los míticos estudios londinenses de Alexandra Palace.
expansión mundial
Los años 50 han sido calificados por muchos analistas como aquellos del “gran salto de la televisión en el mundo”, puesto que es entonces cuando los servicios regulares de televisión se extendieron gradualmente por las grandes urbes del mundo.
Así, por ejemplo, México y Brasil contaron con una programación regular a partir de 1950; Holanda y Argentina, al año siguiente; Italia, Alemania Oriental y Venezuela, hacia 1952; Bélgica, Dinamarca, Polonia, Checoslovaquia y Canadá, en 1953; Austria, Luxemburgo y Mónaco, en 1955; España y Suecia, en 1956; Portugal, un año más tarde; y, Suiza, Finlandia, Yugoslavia, Hungría, Rumania y China, en 1958.
La televisión por cable
Los comienzos de la televisión distribuida a través de sistemas de cables tuvo su origen hacia finales de la década de 1940 en EEUU. El objetivo inicial era hacer llegar las imágenes televisivas a aquellas localidades que por cuestiones topográficas quedaban “a la sombra” de la difusión de las estaciones hertzianas.
En la televisión por cable es el televidente quien paga por la instalación del sistema, además de abonar una cuota mensual por el acceso al servicio. Dicho abono se incrementa si el suscriptor desea recibir otras señales catalogadas como premium (por ejemplo, películas de estreno, espectáculos deportivos o musicales, etc).
La televisión digital terrestre
La digitalización permite ofrecer una amplia gama de posibilidades que va desde la difusión de televisión de alta definición -el formato que ofrece la mejor calidad de imagen hasta hoy conocida- hasta la interactividad. En apretada síntesis podemos decir que la televisión digital terrestre permitirá, entre otras cosas.
Televisión e internet
Desde finales de la década de 1990 asistimos a la creciente relación que establecen los sistemas de televisión digital en sus diferentes soportes (ondas hertzianas, vía satélite y cable) con la denominada red de redes, Internet. Se trata de una relación de ida y vuelta -la televisión en Internet e Internet en la televisión- que se desarrolla, día tras día, dando lugar a más de una polémica. Según el investigador español Enrique Bustamante (2003), el panorama previsible de los servicios interactivos en la televisión digital se centrará durante mucho tiempo, además de los servicios vinculados a la programación televisiva ya contemplados en todos los soportes en las mezclas y vinculaciones diversas con Internet.
lunes, 19 de octubre de 2009
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